sábado, 19 de abril de 2008

MAGNETISMO TERRESTRE

Hace mucho, cuando trabajaba de free lance en la subdivisión de estudios monográficos del departamento de publicidad de un periódico, me encargaron hacer un reportaje sobre una nueva empresa propietaria de los derechos comerciales de un ingenio basado en el poder de regeneración del campo magnético terrestre sobre el ser humano.

Marché a Cádiz inmediatamente donde se ubicaba la compañía, sin más información que la que me proporcionó mi jefe de departamento: esta gente fabrica cachivaches para curar dolores de cabeza y eso. Page y Brin aún andaban dándole vueltas a algoritmos incomprensibles cuando yo puse el pié derecho en la sede del templo curativo con la incredulidad por principio y el desconocimiento por imperativo. La jornada se saldó con varias cintas grabadas y una maletita de piel que contenía todo un arsenal de productos terapéuticos capaces de librar cientos de batallas contra el maligno: dos placas esféricas ideales para dolores localizados de diferente procedencia (reumática, artrítica, comatosa, dolosa en definitiva); un elegante juego de collar y pulsera de perlas sintéticas capaces de convertir en belleza lo que la naturaleza había afeado; un artilugio extraño con forma de embudo y el sostén de una pieza muy pesada en un extremo que le confería una importancia en la salubridad del agua que diariamente ingería del grifo; y otro chisme similar a una tuerca que enroscado en la salida de la alcachofa de la ducha convertiría mi mundano pellejo en lechosa piel de diosa. Así me presenté en la redacción, y luego en mi casa, donde instalé con aplomo todo aquello que me mantendría aferrada al campo magnético terrestre, bebiendo de su sabiduría, compartiendo su fuerza y su belleza, abominando los días de ignorancia telúrica.

El efecto placebo duró lo que tenía que durar, un par de meses. Después, camino de otro encargo más apetecible, un reportaje del Algarbe portugués con parada y fonda en los lugares más recónditos del paisaje, volví a elevarme varios metros del suelo y conseguí hacer las paces con el magnetismo lunático, lo cual no sería en extremo sano según las indicaciones del catedrático de medicina que avalaba los inventos de la compañía gaditana. A mí me importaba un carajo, lo mío era la levitación con mayúsculas, el ascender tambaleándome a cada golpe de viento alimentando de camino osteoporosis y males endémicos aviares. Y así seguí con incursiones perentorias en el barro.

Todo este tiempo he pensado que nada me unía más a la tierra que el poseer necesidades básicas. Pero llegó mi hora, la vuelta a la realidad que ha coincidido en tiempo y espacio con la sequía y la urgencia de agua del planeta, que atrae inmisericorde cualquier hálito de vida que vague por sus confines. He vuelto a sentir el poder de atracción de esta tierra baldía, su seducción, la sequedad que se apodera de mí por instantes y me deja inerte. Con tanto como hay por hacer. 


Menos mal que está lloviendo.

19 comentarios:

Makiavelo dijo...

Isabel, parece que tuviste una experiencia propia de novela de ciencia-ficción.
¿Sigues con los arilugios en tu casa, te salió algún grano, te cambió el pelo de color?

Cadiz es mucho Cai, y aparte de las chirigotas tenía que surgir un cientítifico lleno de magnetísmo.

El texto te magnetiza, espero que no te sigas prestando como "conejillo de Indias.

Besos.

Gi dijo...

Por qué será que la tierra no nos larga un poco y nos deja elevarnos? La fuerza de la gravedad nos está afectando desde todo punto de vista!!!
Besos

Carlos Paredes Leví dijo...

Con tanta carga magnética a su alrededor me sorprende que no hubiera sucumbido a un calambrazo al pasar por delante del televisor o enchufar el secador de pelo.
No sé si será por esa experiencia, que caló hondo en usted o por algo de mayor significación pero, el caso es que sus textos son cada vez más magnéticos y atrayerntes.
Un saludo, Maestra.

PD: durante muchos años, siempre que estaba en casa y llovía, me paraba ante la ventana y escuchaba "The drauhtsman's contract", de Michael Nyman. Dejé de hacerlo hace un tiempo, justo desde que leí: "Pon a un imbécil a mirar por la ventana y tendrás un Spinoza".

Isabel chiara dijo...

Maki, la historia en realidad era muy simple (tengo otras de la época que sí eran de ciencia ficción) y los aparatos bastante sncillos, piezas imantadas con carga positiva y negativa oara según qué dolencias. El único de ciencia ficción era el embudo, que te daba muy mal rollo. Hace poco, con la limpieza de mi casa, he encontrado el artilugio de la ducha y el del grifo y creo que lo voy a volver a conectar. Ya que la tierra nos atrae, que nos enamore también con una carga extra.

Sí recuerdo que el pelo se me quedaba muy bien, con volumen, nada de indio apache. Si me atrevo de nuevo escribiré un cuaderno de bitácora al magma de la tierra para contaros la evolución (jejeje). Si me aligera la sequedad mental bienvenido.

Jai

Luz, eso he pensado siempre, que por qué coño no nos dejan partir, con lo mayorcitos que somos. En las alturas se otea el panorama a un simple golpe de vista, y es más fácil saber por dónde va la cosa. Aquí abajo sufrimos el poder de atracción y la insoportable levedad de ser, casi ná.

Besote

Carlos, la frase última tiene mucha gracia, pero escuchar el contrato del dibujante mirando la lluvia no tiene parangón. Le conmino a que siga haciéndolo, al fin y al cabo y por desgracia, no son muchos los imbéciles que se postran tras una ventana para sentir el placer doble de dos obras de arte y admirar la belleza.

Spinoza seguro que se asomaba sólo para ver llegar al panadero.

De la época me quedó una gran carga eléctrica que sufren los que tengo alrededor. Hay días que acumulo tanta tensión que doy chispazos, y he llegado a medio encender una bombilla. Creo que soy un peligro.

Un saludo

Raquel Barbieri dijo...

Isabella,

Empecé leyendo el posteo con la disposición de siempre, dejándome atrapar, sintiéndome atraída por esa maletita de piel contenedora de la salvación del género femenino... y paulatinamente entré en otro territorio hasta que el último párrafo me hizo brotar las lágrimas.
¡Eres sorprendente!

Besos míos y de Renata:) :)

Carlos Paredes Leví dijo...

Me vino a la mente la afamada Ley de la Atracción.....y quizás por eso publiqué mi último post en torno a ella.
Un saludo, Maestra.

Isabel chiara dijo...

Hace tiempo que me planteo relatar esa época de cabra montés (de un lado a otro sorteando situaciones de todo tipo, género y especies, algunas ya extinguidas, no me cabe duda), y relacionarlas con sentimientos y deseos actuales. Como ejercicio de memoria y de depuración, de ayer y de hoy. Creo que estamos todos en los mismo, serán los rayos catódicos que están sembrando y recogerán: Siby melancólica rebuscando esas pequeñas cosas olvidadas en el cajón; tú con tu limpieza y las palabras de tu padre que vuelven para servirte de argumento; Leví en torno a la ley de atracción y los deseos; makiavelo intentando encontrar cordura donde seguramente no hace falta buscar; Eva concienciaza de la espada de damocles que todos soportamos a duras penas, Moni a la espera de un nieto que le hará revivir la infancia de sus hijos; Luz reconciliandose con ella misma...

En fin, que me enrollo como siempre. Lo que quiero decir es que debo hacer tantas cosas... y al final me pierdo.

Tareas comenzadas que debo continuar (esto es copieteo del personaje de Carlos):

Susi ¿dónde está?
John, ¿qué hace en Nueva York?
Arca de Noé: un empujoncito con el corel que el patriarca está dando las últimas boqueadas.
Cine y libros: tanto por ver, leer y comentar
Yo misma: espabila y manos a la obra.

Un besote Raquel, dile a la nena que si me porto bien esta semana se verá guapa.


Carlos, voy para allá (no confío muicho en el wifi de casa y aprovecho en la oficina, que es de fiar.

Besos

Carlos Paredes Leví dijo...

Lo afín atrae lo afín, y me estoy refiriendo a las personas.....

Sibyla dijo...

Yo también recuerdo esa época. La venta de los efectos placebos, reunidos en una maletita, cual si fueran los juegos reunidos Geyper.
La hija de una vecina intentó persuadirme a dichos requerimientos, pero topó con una incrédula de remate.
Con relación a los vendedores de sanación, he sido siempre bastante escéptica.
Ahora bien, tengo debilidad por los balnearios...tan sólo de pensarlo se me hace la boca agua (nunca mejor dicho), y es que un buen baño y un buen masaje todo lo cura!

Ichiara, percibo una gran sintonía y afinidad con Leví!
Los maestros se atraen...(jajaja)

Besos para todos:)

P/D: Al final la Feria un poco pasada por agua, ¿no?

Isabel chiara dijo...

Así es Leví, son afinidades selectivas.

Sibyla, cada vez que recuerdo la historia de las imantaciones alucino. Anoche volviendo a casa me dieron un papelito que reza así:

PROFESOR SUÁRES
Gran Ilustre Vidente Africano con rapidez, eficacia y garantía
NO HAY PROBLEMA SIN SOLUCIÓN

A continuación la retahila de turno garantizando 100% de resultados positivos, entre llos asuntos de amoríos (desgana, impotencia, recuperación de parejas), asuntos judiciales (con hechizos directos a los magistrados para que les caiga una maceta encima), asuntos comerciales (pa hipnotizar a los clientes y que te compren hasta las durezas de los piés), y así una cuartilla entera. Lo guardé porque no tiene desperdicio. Y después de mi experiencia magnética dejé de creer en vainas.

Ahora bien, a unos bañitos termales, unas manos sabias aporreando contracturas y chorros bien dirigidos con aromas de azahar me apunto con los ojos cerrados. Aquí hay unos baños árabes que son una delicia (mejor que ir a la feria, aunque con la que ha caído, hubiera servido: baños naturales con barro de albero y al aire libre mientras te caen jirones de farolillos por doquier. De fondo, maría del monte y su nuevo éxito chillout).

Me ha hecho gracia lo de la master attraction, yo, que sólo tengo edad para ser alumna (jajaja).

Un besote guapa ¿buen tiempo por ahí? Aquí ya sol

Monica dijo...

Ahora entiendo todo, estás equivocada si te sentiste mejor, no fue un efecto placebo...oye chica..yo vivo magnetizada con lo que escribes !!!y vos que creíste que no había dado resultado, si maja, tu escritura es totalmente mágnetica.
Besos

Raquel Barbieri dijo...

Isa,

Como me quedé pensando en este posteo, quiero recomendarte que escuches la ópera "L'elisir d'amore" de Gaettano Donizetti (la foto que está en mi blog con el vestido aldeano pertenece a dicha obra).
En esa ópera, aparece un personaje espléndido, desopilante y de una línea musical majestuosa: Il dottore Dulcamara, quien es un chanta que vende unas botellitas con el supuesto elixir de amor.
¡Cuando leí en tu texto este asunto de la maletita llena de milagritos, pensé en Dulcamara!

Besitos:)

Isabel chiara dijo...

Qué linda eres Mónica, siempre apoyando al personal. Ya me gustaría a mí tener ese temperamento positivo, complaciente con los demás que tienes tú; eso sí que es una joya.

Un besote ¿y la barrigona?


Raquelle, estoy escuchando una furtiva lágrima interpretada por Pavarotti: Intentaré pillar entera L'elixir d'amore. Ahora ando los fines de semana con la Baterflai, a ver si pilla algo mi pájaro y me da una alegría.

Un besito

Kurtz dijo...

Isabel: Escribes que da gusto leerte. Es como montarse en una montaña rusa. a mí me ha despegado por un rato de mi insoportable levedad.
Un beso

Isabel chiara dijo...

Gracias Coronel. Me gusta lo de la montaña rusa, esa es al fin y al cabo la sensación que me rondaba, y me ronda, y me rondará: uno anda siempre con tantos altibajos que no sabe si está en la cumbre de la gravitatoria ilusión o en la insoportable levedad.

Un beso

Eva dijo...

Me gusta el toque galáctico. Yo siempre he defendido la teoría de Expediente X, "La verdad está ahí fuera". Un par de levitaciones más y la encontraremos.

Los polos opuestos se atraen inevitablemente. Bienvenida de nuevo a la base terrestre ;-)

¡Qué buen post, chica!

Un besote.

Isabel chiara dijo...

Amí también me gustaba expediente x, y desde hace mucho que levito buscando. A ver si tengo suerte y pillo algo para mí, que llevo un añito de órdago.

Un besote Eva

Carlos Paredes Leví dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Paredes Leví dijo...

Actualice, que nos puede la curiosidad....¡