jueves, 28 de septiembre de 2006

AGRADECIDA

Si, estoy agradecida a esa generación de mujeres, niñas de la postguerra, chicas de sesenta en adelante, que afrontaron la tarea de cuidarnos y educarnos en años de precariedad. Mujeres que, posiblemente, apartaron de su lado otros sueños para vivir el nuestro, conscientes de que el momento llegaría, tarde o temprano.
A todas las que un día amaron a Clark Gable, y Gary Cooper, o Rock Hudson, y vivieron pegadas a la ventana indiscreta de la imaginación.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Isabel, me llamo Manoli, pero me conocen como La Sigala. Por casualidad he descubierto este blog tuyo o lo que sea. Me ha llamado poderosamente la atención el nombre que le has puesto, me trae a la memoria aquella canción que decía: “Las chicas son guerreeeeras...” de hace unos años. Con esto te quiero decir que ya tengo unos añitos, paso la cincuentena.
Una cosa, sí te digo, que yo no sé tú, pero yo, eso de estar todo el día en el ordenador ¡no! porque tengo que tener tiempo para todo, la casa, el maromo, y la calle.
La calle es lo que me trae loquita, todas las noches salgo y la hago, no como otras que se pasan las horas muertas frente al televisor, como mi Manuel, setentón él, tan gordo, parece un lechón.
De la noche lo que me maltrae es la lluvia, que como no aparezca uno con coche, ya me dirás lo que hago. Lo mío son las noches calentitas del verano -estoy muy canija y me pongo unas falditas que ni te cuento-. Cuando me ven de lejos los tíos se creen que soy una quinceañera, pero cuando se van acercando la cara les va cambiando. Pero yo les digo que con mi experiencia dónde van a encontrar algo igual.
Mira, estoy aprovechando estos momentos que mi Manuel se ha quedado apoltronado frente al televisor para contarte mis aventuras. Yo a mi manera también soy guerrera, de las de armas tomar. Ahora, eso sí, a mi no vayas a preguntarme por Kandisky que no tengo ni pajolera idea de quién es; pero si me preguntas por la Lebinsky, de ésa te lo puedo contar todo, a ésa la enseñé yo antes de volver a España.
La dejé aprendía y bien aprendía, tanto que se ha hecho famosa. Y yo, su maestra, aquí muerta de asco -aunque cuando ahorre pondré un sex chop o algo parecido, que eso deja dinero-. Si vieras la cantidad de tíos guarros que se me acercan todos los días, para que les haga un numerito diferente, y me tienen aburría porque cada día me lo ponen peor.
Una parece contorsionista, ni que hubiera trabajado en el circo. Mira guapa, voy a darle una vuelta a las patatas no se me vayan a quemar y tenga luego Manuel para rato. Ahora vuelvo...
Mira, ya estoy aquí, no se me habían quemado las patatas, y ya se las he dejado a mi Manuel en la mesa con el huevo frito y el tinto.
Vamos a lo nuestro bonita, ¿Tú sabes dónde soy yo muy conocida?... Pues en los juzgados del viapol. Allí tengo casos pendientes por un tubo. Cuando voy lo hago con una peluca diferente para que no me reconozcan. Y el otro día ví a un maromo, que ni te cuento, parecía el Richard Gere, con cierta diferencia pero dando el pego. Lo estuve siguiendo por todas las plantas del building hasta que me enteré a qué iba: iba de testigo, no de Jehová, de los otros, de los que te cuentan.

Anónimo dijo...

ME GUSTA MUCHO TU BLOG Y VOY A RECOMENDARLO A TODAS MIS AMIGAS, AUNQUE YO, DE SUYO, SOY MÁS BIEN PACIFISTA. !ENHORABUENA!

Isabel chiara dijo...

Yo también soy pacifista, sólo me reservo el poder de la afrenta con la palabra. Esa es la única guerra posible: la del discurso, el argumento, la ensoñación contada. Ése es mi campo de batalla. Me gusta el parloteo, me relaja y me permite abrirme al mundo, compartir, marujear -un hermoso término caído en desgracia por algún idiota que no entiende nada-.
Manoli también es guerrera, pero gestual, que es otra opción. La libertad aquí es absoluta, y me interesa conocer otras voces, otros ámbitos -como diría Capote con su femenina voz-.