miércoles, 27 de junio de 2007

Suite

Buckley se adentra en el agua,
y el ángel sesga sus alas
y se doblega como el hombre
a la única verdad aceptada.

El cordero lame la garganta
detenida en un susurro, descansada,
caliente de ecos y recuerdos
que fluyen altivos de la boca.

Alguien ha reservado una suite
para el nuevo inquilino:
en el centro, un suntuoso banquete
de frutas y dulces y nueces.

Buckley conversa con el rey gitano
y seca las lágrimas a la niña
del reluciente mercedes benz,
que entona su blues del verano.

Billie, en una mesa, al fondo
reparte sus cartas palmas arriba,
y señala con gracia femenina
el gran escenario iluminado.

Buckley se ha cambiado el traje,
y escribe en una servilleta
estrofas de un poema maldito
que trata del último adiós.

La voz retumba en Edith, que se gira
y ofrece su mano descarnada,
desafiante de gestos y anhelos
a la gracia del nuevo compañero.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Edith y Buckley se sienten agradecidos, yo también. Gracias.

Isabel chiara dijo...

Gracias a ti, estoy pensando iniciar una serie de poemas inspirados en temas sugerentes, de esos que te marcan para toda la vida. Empezaré con perfect day.

Anónimo dijo...

A Hard Rain's A-Gonna Fall

Dylan

Luci dijo...

¿còmo se suben videos youtube al blog?

Te felicito nuevamente.


Comandante General.
Lu.